Yuslenis Molina Rodríguez

Poesía cubana de la mejor en este recital poético de Alta Literatura, donde les presentamos a la Poeta Yuslenis Molina Rodríguez
Yuslenis Molina Rodríguez

Plagio a Tony Borrego

Esta casa se permuta porque huele a soledad.

Los cuadros de esta ciudad también perdieron su ruta.

El unicornio permuta porque estás en el silencio.

No regresas

y sentencio los intelectuales que te ahuyentaron.

Yo soñé tus labios,

mas no presencio tu estrella.

Tu no regreso me tiene sin uñas…

y aunque busque por ahí, en los cines…

no estas.

Rezo, pago tu captura.

Rezo porque estés en mi memoria.

Y si llegara a la gloria sin llegar hasta mis brazos.

Buscaré entonces los pasos de una elefante.

La escoria me levará hasta el matadero para buscarte en el fondo.

Ya tengo mi pecho hondo de buscarte Me desespero,

No entiendes. En el estero de tu ausencia precipito mis recuerdos.

El escrito de porqué  te busco.

No tedas cuenta que luzco vieja por tu culpa.

Grito por las sombras.

El letargo me domina.

Yo permuto esta casa donde el fruto de ausencia sabe amargo.

Oh, mi Ulises, es tan largo el camino.

Ya es enero de este año en el que muero.

No soy Beatriz ni tu Dante, ni vas por el cuerpo errante.

Soy Penélope y te espero.

Poesía cubana de la mejor en este recital poético de Alta Literatura, donde les presentamos a la Poeta Yuslenis Molina Rodríguez

Razón del labio

             “ La gloria es insípida”

Abilio Estévez

Pongo la otra mejilla

al pecador que no miente.

Quiero salvar la simiente

que me nace en esta orilla.

Quiero morder la sencilla

razón del labio. Qué cumbre

me espera siempre. Costumbre

en poder de las quimeras.

Hoy no quedan prisioneras…

Siguen a Dios y a su lumbre.

Una lluvia de espejismos

inmola mi frente. Cierro

las palabras en el cerro

letánico de los sismos.

Hay que salvar los abismos

de la voz y de ultratumba.

Estoy pintando y retumba

un labio sin mañas viejas.

Las luces ya se hacen quejas…

Y van muriendo a su tumba.




XIII

Un,

dos,

mi voz,

es algún

Dios, y según

el madero, venda

engaños, quien entienda

las palabras de un ateo,

no es iluso, tampoco el reo

que se adoquina tras la contienda.

El sacrilegio según San Mateo

Llego con luces, incierta,

a esta ciudad que me salva

de los pecados, del alba,

y la calle que desierta

a mi paso se despierta

tras la noche que yo libro,

quedo sin voz y hasta vibro

por los viejos adoquines

que parecen ser violines

por las páginas de un libro.

Recuerdo el abracadraba

de un poeta que su lira

cantó miedo y cantó ira

con la luz de su palabra.

Cuando la puerta se abra

entre líneas, los gorriones

recogerán fruto y dones

en un parque solitario.

Quién va a vestir al canario

con trajes de insinuaciones.

Se entretejen las miradas

de muchachos sonrientes

y al futuro las simientes

al galope van calladas.

Cabalgan por emboscadas

con el llanto de un pequeño.

Y hay un sordo que es el dueño

de las luces de La Habana.

Cuando llega la mañana

el trabajo no es un sueño.

Un perro me trae al paso

de una asonancia perfecta

y la palabra directa

viene en cruz, haciendo un trazo.

La sonrisa es un abrazo

para aliviar la ansiedad.

Al golpe de la verdad

despierto ya moribunda.

Y me hundo en la profunda

mentira de esta ciudad.